ENCERRONA DE TALAVANTE CON LOS VICTORINOS. MUCHA ESPECTACIÓN Y MAYOR DECEPCIÓN.

Talavante en un gesto que le honra, se encerró con seis Victorinos y en Madrid, pero en eso se quedó todo. Los toros de Victorino ya no son lo que eran, de los seis que saltaron al albero, ni uno solo se parecía a  lo que los aficionados estamos acostumbrados, salvo en el pelaje, descastados, mansos y sin peligro aparente. Donde están las alimañas que mantenían al aficionado en tensión, saltando sobre el asiento y aplaudiendo a rabiar. Talavante se le vio excesivamente responsable, y demasiado agarrotado, este torero que puede interpretar diferentes pases en un misma serie, con capacidad para improvisar delante de la cara del toro, en esta ocasión, estaba desconocido, bien es verdad que los toros no le acompañaron nada y ademas el aire le molesto de principio al fin. Los defectos de los toros también consiguieron tapar la apatía con la que estuvo toda la tarde, ni con el capote, ni con la muleta consiguió dar dos pases diferentes y tampoco estuvo acertado con la espada, haciendo guardia esta, en el primero y en el quinto, en fin el gesto se quedó en gesto. La tarde que se presentaba con mucha expectación, se convirtió en decepción, con unos aficionados que estuvieron siempre con el torero al margen del desarrollo de la lidia, con unos toros que tubieron en el albero un comportamiento que nadie esperaba y con los ganaderos, padre e hijo que desde el tendido siete aguantaron como toro tras toro no respondían a lo esperado.