EL FORO TAURINO DE ZAMORA, VISITA LA GANADERÍA VALDELLAN.

Los socios del Foro Taurino de Zamora, una vez terminado el verano, retoma las actividades de fomento de la afición al mundo de la fiesta. La ganadería  Valdellan, encaste Santa Coloma, es la primera cuyo asentamiento se encuentra en la provincia de León. Nada mas llegar a la finca y tras el saludo del  ganadero Fernando Alvarez y de Jesús el representante, nos ofrecen un aperitivo con los productos que ellos mismos elaboran, Cecina de Toro Bravo. Los socios del foro, empezamos a comprobar el cariño con el que cuidan todos y cada uno de los detalles, desde el trato y la disposición con aquellos que visitamos la finca, así como el cuidado de la ganadería, desde que nace el becerro hasta que ya de toro salta a la plaza. Quieren un toro integro que se mueva, que guste, que ilusione y haga vibrar al aficionado que es el que paga, aunque este tipo de toro no sea el que lidian las figuras. Una ganadería muy nueva ( año 2002 ) pero cuyos triunfos van llenando las instalaciones, con sus cabeza disecadas y los azulejos que van poco a poco llenado las paredes. Jesús durante mas de una hora nos ha encandilado a todos lo socios que nos habíamos desplazado a la finca, a ido desgranando todo el proceso desde que nace a la ganadería, del saneamiento, la tienta, las madres, los sementales, el trato a los animales. No se ha quedado en la ganadería, sino que ha dado un repaso a la fiesta brava, desde que se tiene constancia de ello y del porque de las corridas, así como de la situación actual en la que se encuentra. Que poco tiene que ver estos ganaderos que viven por y para el toro, con lo que hay alrededor de el, y de eso saben mucho  esos pocos ganaderos, pocos empresarios y unos cuantos toreros, que controlan y dominan este mundo de la fiesta brava, tan bonita y tan complicada a la vez. Buena gente, esta  del campo bravo que nos abren su casa a los aficionados. Vaya nuestro agradecimiento y reconocimiento a labor que están llevando a cabo en beneficio de la fiesta y una vez terminada la visita, recojan nuestro cariño con un fuerte aplauso que vale las dos orejas y el rabo.