LAS VENTAS 25 DE MAYO. TARDE DE DILUVIO Y DE FIESTA.

En Madrid, despues de una noche y de una mañana diluviando, los aficionados tenían la esperanza de que el agua respetara la corrida, pero no, ya en el primer toro cayeron las primeras gotas y a partir del tercero el aguacero se instaló en la plaza hasta finalizar la corrida. Abría el cartel Bautista que seriá silenciado en su primero, recibiendo una ovación en el cuarto. Talavante, al finalizar el pasesillo, salió al ruedo a recibir los aplausos de todos los aficionados puestos de pie, aplausos que recibió en varias ocasiones en la lidia de su primer toro. Talavante realizó en el segundo una  faena para no olvidar, tanto con el capote como con la muleta, rematando con una estocada en todo lo alto y paseando las dos orejas por el albero. En el quinto, ante un diluvio perdería el trofeo al fallar con los aceros. López Simón venia a por todas y así lo demostró a lo largo de la tarde, con mucho valor, con arte, con ganas, dejando pases de verdaderos carteles de feria y jugándosela en varias ocasiones. Fue derribado por su primer toro recibiendo  un palizón en el suelo y siendo también cogido  al entrar a matar sin mayores consecuencias. Las dos faenas serían premiadas con la oreja, saliendo por la puerta grande junto a Talavante. Una tarde de mucha importancia bajo la lluvia, en la que la mayor parte de los aficionados vieron la corrida en las pantallas del interior de la plaza y en la que lo dos toreros enamoraron a los aficionados en un albero que se convirtó en una piscina a partir del tercer toro, lo que no impidió que la tarde se convirtiera en una fiesta. Los toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados dieron buen juego en el albero, siendo sustituido el tercero por uno del Conde de Mayalde.